sábado, 30 de noviembre de 2013

Morado aceituna

   Ya comentamos en su día cómo preparar unas  aceitunas machadas. Hoy os sugerimos tomar unas pocas de esas que ahora están moraditas en el olivo y cortarlas para su posterior guiso.


   El mismo nieto del que hablamos en la entrada "Verde aceituna" le recuerda a su abuelo:

Nieto (Juan): - !Abuelo, abuelo¡, me dijiste que un día me enseñarías a cortar aceitunas.
Abuelo: - Pues sí, ¿vamos ahora mismo a coger unas pocas del huerto?.

   El nieto muy dispuesto tomó un cubo y de inmediato y se dispuso en el umbral de la puerta a esperar a que su abuelo se enfundara su abrigo, que había estado parte de la mañana sentado ante la chimenea.

Abuelo: - Venga, ponte tú también un abrigo que nos vamos.


   Ya en el huerto, hubo de indicar a Juan qué aceitunas tenía que coger.

Abuelo: - Que sean bien grandes Juan. Las vamos echando en el cubo y listo.
Nieto: - Y las cortamos con un cuchillo y nos las comemos ¿vale?.
Abuelo: - Ya estamos otra vez. Que no hombre, que hay que guisarlas.
Nieto:- Vale, vale, ya me acuerdo. Las ponemos a remojo unos días cambiándole el agua como hicimos con las aceitunas machadas, y luego cuando no amarguen les ponemos laurel, y sal, y tomillo y lo que se nos ocurra.
Abuelo: - Perfecto, veo que te acuerdas.

   Una vez recogidas, ambos se sentaron en una mesa para cortar las aceitunas. 

Nieto:- Abuelo, vamos a tardar mucho en cortar todas estas aceitunas.
Abuelo:- No hijo, vamos a usar un truquillo.


   El abuelo sacó de una vieja alacena un tablero de madera. Tenía unos agujeros de distintos tamaños en cuyos laterales se disponían unas cuchillas. Las aceitunas pasaban una a una por los agujeros y quedaban cortadas al instante. Este artilugio  gustó mucho a Juan. 

Nieto: - Abuelo, nos van a quedar unas aceitunas estupendas.
Abuelo: - Sí Juan, sí.

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