viernes, 10 de mayo de 2013

Prímulas

   Siempre me ha atraído la posibilidad de trabajar con plantas que aparentan estar más "perdidas que halladas". Se trata de un reto en el que se puede ganar o perder, nunca se sabe. Este es el caso de la Prímula que hoy os muestro, la cual encontré en estado enfermizo y que decidí adquirir esperando hacer de ella una preciosa planta de temporada. 


   A pesar del mal estado de su parte aérea, el pan de raíces se veía en muy buenas condiciones. Todas las raíces presentaban un color blanco crema característico de un excelente estado de salud y en una cantidad apropiada, ni demasiadas, cosa que ocurre en muchas ocasiones con las plantas de viveros que tardan en venderse, ni pocas, caso de las que se ponen a la venta antes de lo debido.


   Tras la eliminación de las hojas con síntomas de podredumbre en su base y las flores marchitas, se realizó un trasplante a un tiesto de barro apropiado, eligiendo para ello una maceta baja y ancha. Para el riego, solamente hubo que hacer unos agujerillos a un tapón de una botella de dos litros de refresco y listo, a esperar...


   Un mes después la planta está en muy buen estado, tiene nuevas hojas y preciosas flores.


   Para el mantenimiento de las prímulas, es preciso eliminar periódicamente las hojas secas, así como los restos de las flores una vez que se marchitan. No necesitan demasiada agua y agradecen estar en un entorno entre sol y sombra.



      Esta vez he ganado la partida, no siempre es así. De cualquier forma, hay que intentar no dar por perdidas causas tan nimias como la de recuperar un planta, ni menos aún otras muy importantes que se nos pueden cruzar en nuestras vidas.

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