domingo, 20 de septiembre de 2020

Que no te den calabazas, cultívalas.

   Hoy os presentamos una nutritiva actividad para el próximo año. Si os gusta el puré de calabaza o cualquier otro plato elaborado con esta hortaliza, seguramente estéis recurriendo a la compra de estos frutos en supermercado.

    En cambio, podemos disponer de nuestras propias calabazas cultivándolas. Para ello precisamos por lo menos un par de metros cuadrado de suelo fértil y soleado.

   La planta de calabaza es de ciclo anual, llegado el otoño deja de dar frutos y se marchita. En cuanto a la procedencia de las semillas, cabe la posibilidad de adquirirlas procedentes de casas comerciales o bien tomarlas de las  calabazas que podáis comprar habitualmente.

      Las fotos que os mostramos corresponden a plantas cultivadas a lo largo de tres campañas, guardando las semillas de un año para otro. Esto no siempre es válido para las semillas adquiridas comercialmente. Los productores de semillas suelen asegurarse de que los frutos procedentes de una segunda siembra o segunda generación no sean tan buenos como los procedentes de las semillas compradas o de primera generación. De este modo quedamos sujetos a la compra de semillas cada año.

   Pero en cambio, podemos elegir, negarnos u oponernos a esta dinámica. No es necesario comprar siempre semillas,hay hortelanos que guardan celosamente su semillas de hortalizas de un año para otro, tomates, calabazas, pimientos etc, y en el caso que nos ocupa, llevamos tres años sembrando calabazas obtenidas a partir de una que adquirimos en un supermercado y están estupendas. Este año volveremos a guardar sus semillas y veremos cómo son las que nazcan en 2021.

   En cuanto al cultivo, hay que poner atención en los últimos meses de verano y el mes de septiembre a la aparición de enfermedades, la más común Oidio (foto inferior). Viene provocada por un hongo que da lugar a manchas pulverulentas blanquecinas en la superficie de las hojas y puede combatirse con productos fúngicos como azufre u oxicloruro de cobre, ambos de aplicación en agricultura ecológica.

   Incluso en el mes de septiembre nos encontramos con nuevos frutos que podrán ser cosechados en octubre, serán los últimos que podamos cocinar, mientras que los primeros ya los degustamos hacia el mes de julio.

   Guardando la simiente de un año para otro conseguiréis nuevas calabazas cada verano. Intentad cultivar un par de plantas por lo menos, con el fin de que se produzca polinización cruzada entre ambas y se renueve la carga genética cada anualidad.

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