martes, 23 de mayo de 2017

Mesem en la pared encalada

   Nuevamente acudimos al auxilio de unas pocas plantas cultivadas en macetas durante años. En esta ocasión se trata de unos Lampranthus o Mesem, en este caso rojo y blanco, además, les tenemos algo de cariño pues llevan décadas haciéndonos compañía.


   Hace pocas temporadas presentaban el aspecto de la foto anterior en su plenitud floral un mes de mayo. En cambio en el pasado invierno su decadencia era evidente y no inspiraban más que lástima, así pues nos dispusimos a renovarlos.


   Al sacarlos de la maceta en marzo observamos una abundante cantidad de raíces, más bien daba la impresión de que éstas habían desplazado al sustrato y ya solo permanecían ellas, con el consecuente deterioro tanto de éstas como el resto de la planta, asfixiada por la falta de espacio en el tiesto y desmineralizada por la escasez de recursos.


   Pero dado que todavía hay vida en alguna de sus ramillas, vamos a reproducir cada uno de los Mesem poniendo unas ramillas en pequeños tiestos.


   Los ejemplares deteriorados los sustituimos por nuevas plantas obtenidas a partir de ellos mismos. Hace un par de años tuvimos la precaución de sacar esquejes y cultivarlos en varios tiestos. Las nuevas plantas así obtenidas presentaban en marzo el aspecto que podéis observar en la siguiente instantánea.


   El trasplante se realiza con facilidad, basta con sacar el ejemplar del tiesto pequeño en el que lo hicimos crecer y pasarlo al de mayor tamaño, con la precaución de desenredar un poco sus raíces y completar el espacio con nuevo substrato.

  
 Una vez realizado el cambio, colocamos las plantas en el mismo y soleado lugar donde años tras año han venido agradeciendo nuestros cuidados y la luz directa del sol con su profusa floración.
Estado de los nuevos Lampranthus una vez dispuestos en tiestos mayores.

   Como era de esperar, en el mes de mayo hemos podido apreciar las flores de Mesem en la pared encalada, mientras tanto los esquejes que cortamos de los ejemplares deteriorados, rejuvenecen y comienzan a crecer en los pequeños los tiestos, en previsión de futuras paredes encaladas que tengamos que vestir.

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