domingo, 10 de abril de 2016

Injertando rosales

   Unas preciosas y aromáticas rosas blancas llamaron nuestra atención un soleado día de primavera. No se nos ocurrió otra cosa que tomar unos trozos de sus tallos, de unos 15 centímetros de longitud, con sus espinas y todo y llevárnoslos para insertar sus yemas en nuestro rosal  silvestre.


   Recordemos que en anteriores entradas hablamos de la poda de estos arbustos, y mencionamos los brotes que nacían desde las raíces de uno de nuestros rosales en copa o de "pie alto". Estas varas jóvenes, consituyen los patrones o pies en los que podemos injertar variedades que por sus características, pudieran resultarnos lo suficientemente atractivas como para tenerlas entre las plantas de nuestro patio.


   Tras arrancar las varetas procedentes de las raíces de un rosal en copa como vemos en las fotos superiores, las plantamos en un nuevo tiesto y esperamos a que consiguiesen el diámetro necesario para injertarlas, llegando incluso a dar lugar a sencillas pero hermosas rosas silvestres.


    En una de las ramas superiores de la vara patrón injertamos unas yemas del rosal que nos llamó la atención, recurrimos a un injerto en escudete, ya comentado y utilizado en otras ocasiones.


   Las ataduras las realizamos con cinta plástica específica para este tipo de operaciones, la cual puede adquirirse en jardinerías o establecimientos de ferretería de localidades con tradición de realizar este tipo de operaciones en campo.


   Transcurridas unas tres semanas, ya observamos la evidente brotación de los injertos que insertamos.


   Ya solamente nos resta colocar los nuevos rosales en copa en tiestos de tamaño adecuado, estos que escogimos tienen una altura de unos 40 centímetros y un diámetro de 25 cm.



   Tras realizar el trasplante intentando no dañar las raíces ni los tiernos brotes de nuestro rosal de aromáticas flores blancas, observamos con claridad que el tiempo invertido ha resultado satisfactorio, incluso más que si nos hubiésemos limitado a adquirir este ejemplar en un centro de jardinería, lo que hubiera resultado demasiado sencillo.


   Se encuentra mucha satisfacción en la realización de trabajos por uno mismo. En nuestra opinión, más que en el hecho de adquirir algo ya elaborado. Os animamos a crear vuestras propias composiciones de plantas, injertos, adornos de jardín etc. Resulta constructivo y entretenido, y siempre aprendes algo nuevo buscando información sobre cómo hacer aquello a lo que andas tiempo "dando vueltas".

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