Hoy os acercamos a los vivos colores de las bayas del Capsicastro. El que mostramos en la foto inferior cuenta ya con un año de vida. En su día, al madurar los pequeños tomatitos de un gran y longevo ejemplar de un vecino, no nos faltó tiempo para tomar de sus frutos y sembrar unos pocos.
La siembra fue tan sencilla como preparar el substrato en un tiesto de tamaño medio, haciendo una mezcla de tierra común y un veinticinco por ciento de mantillo vegetal. Ni tan siquiera nos molestamos en separar las semillitas de la pulpa del fruto, solamente cortamos las bayas por la mitad y las enterramos.
En primavera aparecieron las primeras plantas, demasiadas para el tiesto que habíamos tomado. Así pues, realizamos una selección dejando solo un par de las más fuertes y adelantadas plantas.
Ahora en estos meses de otoño es agradable contar con un arbusto tan colorido, después que muchas de la flores habituales de primavera y verano se marchitaran hace semanas.
El Capsicastro se presta también a su cultivo como bonsái, tan solo conviene estar atento a la falta de agua, la cual acusa rápidamente cuando se mantiene en tiestos tan pequeños.
Yo les puedo vender de estos arbolitos
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