Recientemente visitamos Córdoba. No era el momento óptimo para contemplar los celebres patios llenos de coloridas flores que tanto se esmeran los cordobeses en cuidar durante todo el año, así que vimos entre otros monumentos y parajes históricos el Alcázar.
En nuestra visita descubrimos este precioso jardín del Alcázar y paseamos por sus pasillos, flanqueados de parterres y fuentes.
Pudimos ver en plena floración las plantas originarias de África conocidas con el popular nombre de crestas de gallo.
Nos escondimos y jugamos entre sus cipreses.
Y encontramos también algunos rincones singulares. En la muralla nos llamó la atención un grupo de musgos y helechos que se aferraban con celo a las ancianas rocas, mientras que entre las sombras, una Monstera spp mostraba sus cuerpos fructíferos.
Es preciso, siempre que se pueda, hacer de vez en cuando un alto en el camino, una parada para descansar, para pasar tiempo en familia, para detenerse a ver la vida con perspectiva, esa que tendemos a perder al vivir sujetos a las dificultades de este mundo.
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