Hoy visitamos el mercado de antigüedades de Vila Real de Santo Antonio en Portugal.
Durante
una escapada a la provincia de Huelva, nos informan que es de obligado
cumplimiento tomar el ferry que conecta España con Portugal, concretamente las localidades de Ayamonte y Vila Real de Santo Antonio.
Arribamos
a esta localidad lusa el día ocho de octubre, y nos encontramos por
suerte con la "feira da praia", un mercado anual que se celebra en torno
al día 12 de octubre y que pone a pie de calle lo mejor de la artesanía
portuguesa, cerámica y apetitosos productos típicos y artesanos para el
paladar.
Pero
más aún, por coincidir nuestra visita con el segundo sábado de mes,
nos encontramos con que a los puestos de los citados productos, le sigue
una
consecución de tenderetes de antigüedades, utensilios diversos, objetos
de arte y un largo etcétera. Esto nos hace frotar las manos, porque
vamos a
pasar un buen rato no ya comprando, sino tan solo deleitándonos con tal
cantidad de elementos cuya contemplación ya nos agrada.
A
través de las anteriores instantáneas y las siguientes, os mostramos un poquito de lo que
podéis encontrar en este mercadillo al tiempo que paseáis por las calles
de una localidad del alentejo portugués.
Aprovechando nuestra visita, no nos hemos resistido a adquirir, no sin regatear, algunas piezas que nos hicieran recordar nuestro viaje, estimularán nuestro sentido de la vista al mirarlas a lo largo de los años y también nuestros oídos, pues hemos comprado unos pocos vinilos que no hemos querido dejar escapar.
La música tiene la capacidad de estimular algo más que nuestros tímpanos, cala dentro, muy a dentro a veces. Nos lleva de acá para allá a lo largo de nuestra vida, es capaz de transportarnos en un instante hasta inolvidables momentos y logra hacer aflorar aquellos que creíamos olvidados. Como si de un andamiaje se tratara, sujeta los recuerdos y los conecta sin tan siquiera darnos cuenta.
Por todo ello, quise "enlatar" los recuerdos de este viaje en cinco vinilos
que evocarán aquellos buenos momentos vividos, pues con el sencillo y
mecánico roce de la aguja por cada uno de sus surcos recordaré esos días de calma, la cual deseo también para vosotros.